Atrás quedaron los días en que los niños rogaban a sus padres por el nuevo par de zapatos que les ofrecía una marca famosa. La necesidad de encajar ha pasado de ser una tendencia de moda establecida por la industria y propuesta al público a través de medios cuidadosamente seleccionados a ser unos buitres voraces que recorren Internet en busca de la nueva ola que presentan sus homólogos anónimos. Constantemente, traspasan los límites en busca de ese trozo de carne especial y precioso de Internet que les permitirá elevar su estatus entre la multitud, más allá del horizonte, hasta el estrellato de la viralidad.
Como mínimo, lo que buscamos es llamar la atención; agitar las aguas, pero no podemos lograr mucho mientras estemos encadenados al enfoque comercial y seguro que se puede comercializar.
Un gigante que se deja llevar por los intereses de Wall Street en lugar de por la necesidad de expresión y representación de su base de consumidores no es rival para las comunidades de creación de marcas de YouTube, Twitch, Discord y Twitter que han cautivado a jóvenes y adultos por igual. Por eso fundamos Culture Vulture y nos hemos unido a un comité para contribuir a la liberación de tu verdadera identidad de la jaula del capitalista; vuela, pajarito, y que los vientos de la autoexpresión te traigan a casa.